La exploración y explotación son las primeras actividades de la cadena de hidrocarburos. Primeramente, se realizan estudios geológicos especializados, utilizando técnicas y equipos sofisticados, para determinar la ubicación de los yacimientos ya sea de petróleo o de gas natural.
Una vez determinada la ubicación, si se encuentran indicios de hidrocarburos en los estudios realizados, se procede a perforar un primer pozo exploratorio con la finalidad comprobar la existencia del petróleo o del gas natural. Posteriormente, comprobada la presencia de hidrocarburos, se perforan varios pozos confirmatorios, con la finalidad de definir las dimensiones del yacimiento y estimar el volumen de hidrocarburos que puede ser explotado en el futuro (reservas). El hidrocarburo obtenido dependiendo de sus características, puede ser liviano, mediano o pesado, o también puede ser gas natural y líquidos de gas natural (entre ellos el GLP).